Columnas

AL VUELO MARMOTA

Por Pegaso

Aunque este invierno ha sido de los más calurosos que recuerdo, todavía faltan más de dos meses para que termine la temporada fría.

Así lo dice la marmota Phil, allá, en Punxsutawney, Pensilvania, Estados Unidos.

Para quien no lo sabe, El Día de la Marmota (Groundhog Day, en inglés), se celebra cada día 2 de enero en varias partes de Estados Unidos y Canadá.

La más famosa es la del pequeño pueblo rural de Punxsutawwney. Se trata de una tradición que viene desde 1887, donde todos los años, a media temporada invernal, se intenta predecir la duración del invierno gracias al comportamiento que tiene un bicharrajo peludo y dientón, al salir de su madriguera.

Si Phil se asoma y no ve su sombra, por ser un día nublado, saldrá de la madriguera, lo que significa que el invierno terminará pronto y se adelantará la primavera; por el contrario, si ve su sombra por ser día soleado y se mete nuevamente, quiere decir que el invierno durará todavía seis semanas más.

Hay una película que se ha convertido en un clásico, por ser de las primeras en manejar el concepto de bucle temporal.

Se llama precisamente “El Día de la Marmota” (“Groundhog Day”, por su título en inglés. En España se tituló “Atrapado en el Tiempo”, en Chile, Argentina y México, “El Día de la Marmota” y en el resto de América Latina, “Hechizo del Tiempo”. Estrenada en 1993. Director: Harol Ramis. Protagonistas: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliot, Stephen Tobolowsky y Marita Geraghty).

El protagonista, Phil Connors (Bill Murray) es un meteorólogo que trabaja en una estación de televisión de Pittsburgh, quien, como todos los años, es enviado a Punxsutawney a cubrir el evento del “Día de la Marmota”, con su equipo de grabación y la productora Rita (Andy MacDowell).

Por un raro fenómeno, se queda atrapado en el pueblo y condenado a repetir una y otra vez el mismo día, con las mismas escenas.

Al darse cuenta de lo anterior, intenta enamorar a la productora sin conseguirlo, entonces, se suicida, pero pese a todo lo que haga, sigue despertando por la mañana del mismo día.

Finalmente, decide dedicarse a hacer el bien a todos los que lo necesitan; de alguna manera se convierte en un mejor ser humano y consigue el amor de Rita, lo que rompe el bucle temporal.

Es otra película muy recomendable para este tiempecito de frío, con la que mis dos o tres lectores se divertirán como enanos.

Por cierto, sugeriré a las autoridades locales que instituyan un ritual parecido.

Ya que pocas veces los pronósticos de cuánto durará el invierno son certeros, pudiéramos poner, no sé, a un tlacuache o a un tejón, -ya que no tenemos marmotas por acá- a predecir el clima.

Si el tlacuache sale del tambo de basura, tendremos pronto la primavera y podremos irnos a La Isla del Padre o a La Playita a remojar nuestro trasero y a mover nuestra sensual barriguita; por el contrario, si se queda dentro, seguirán los frentes fríos por otro mes y medio.

De momento, el pronóstico que nos da el Servicio Meteorológico Nacional es que habrá frío intenso durante los próximos dos o tres días y luego aumentará de nuevo la temperatura.

Yo recuerdo que el año pasado, más o menos como a mediados de febrero, el termómetro bajó casi a menos cinco grados centígrados y todos los árboles se chamuscaron.

De ahí que el cambio climático ha hecho posible que ahora los días más fríos no son los de diciembre o enero, como hace varios años, sino en febrero.

Así que no guarden aún las chamarras, las camisas afelpadas y las pedorreras, porque todavía falta para que termine la temporada fría.

Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Habilidosa capacidad de servirse del flujo temporal”. (Sabia virtud de aprovechar el tiempo).