Bienvenidas si favorecen sus intereses, las desdeña cuando no
Martín Díaz / La Nube
Desde que Chucho Nader ascendió a la Presidencia Municipal de Tampico, ha liderado un desfile constante de encuestas que han pintado un retrato halagador de su gestión. En este baile de números, ha confiado en dos notables compañías encuestadoras, Mitofsky y Massive Caller, para orquestar su imagen como uno de los alcaldes mejor evaluados a nivel nacional. Este dueto perfecto entre el político y las cifras ha sido financiado presuntamente con recursos públicos administrados por el propio Chucho Nader.
Sin embargo, esa confianza en los resultados de esas encuestas y la instrucción para que los medios de comunicación alineados con la administración las difundieran ha cambiado al acercarse la hora de su sucesión. Chucho, fiel a su estilo, recurrió nuevamente a las empresas pretendiendo encumbrar a sus candidatos predilectos. Sin embargo, esta vez, los resultados no fueron los que el esperaba.
Después de gastar miles de pesos en encuestas, Chucho se ha desencantado de las mismas a tal grado que ha declarado públicamente “al diablo con las encuestas”, desacreditando aquellas que no le son favorables. Curioso, ¿no? ¿Son las encuestas un faro confiable cuando le otorgan el papel principal a el y a sus incondicionales, pero falsas y vendidas cuando la luz apunta hacia otro lado.
La pregunta es: ¿cómo se tomarán las decisiones para elegir quién abanderará las candidaturas del Partido Acción Nacional que no suyas, si las encuestas ya no son la brújula infalible? ¿Es cierto que las negociaciones se hacen allá arriba con las fuerzas oscuras de el partido donde luchan para que el sea el artífice de el dedazo que la diputada Rosa González presumió en una entrevista?
Ante la incertidumbre de la honestidad de las encuestas y de quienes las pagan no les extrañe que pronto aparezca alguna que posiciona a la diputada Rosa González en primer lugar. Los panistas de antaño pronto se verán sorprendidos de ver como a quién consideran la aspirante más limitada y menos conocida de pronto sea encumbrada a base de encuestas amañadas.