Los Testigos de Jehová ponen de manifiesto la dignidad que Dios otorga a los seres humanos, frente a la gran problemática de la trata de personas existente a nivel mundial.
El Día Mundial contra la Trata de Personas se celebra el 30 de
julio de cada año. Fue establecido por la Asamblea General de las
Naciones Unidas con el objetivo de generar conciencia sobre este
delito, denunciarlo y promover la protección de los derechos de las víctimas.
En 2024 se pone la atención en la infancia bajo el lema “No
podemos dejar a ningún niño o niña atrás en la lucha contra la trata”.
La trata de menores es una violación grave de los derechos humanos que requiere una respuesta multifacética y global. Los esfuerzos llevados a cabo hasta el momento para combatir el tráfico de menores no han resultado eficaces, puesto que estos deberían enfocarse en
abordar las causas subyacentes como la pobreza y la desigualdad.
Asimismo, se debe prestar especial atención al tráfico de menores refugiados no acompañados. Por otro lado, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) señala que los principales propósitos por los que se produce la trata de
personas son los trabajos forzados y la explotación sexual.
Las crisis mundiales, los conflictos bélicos y el cambio climático aumentan el riesgo de trata. Las personas que se encuentran en situaciones precarias, como aquellos sin estatus legal, con acceso
limitado a la educación, atención médica o empleo digno, y aquellos que sufren discriminación, violencia o abusos, son especialmente susceptibles de convertirse en víctimas de la trata. La combinación de estos factores crea un ambiente propicio para que los traficantes exploten y sometan a personas vulnerables a formas modernas de esclavitud y explotación. A través de la campaña “Corazón Azul” este organismo alerta sobre la tristeza de quienes sufren la trata, al tiempo que nos recuerda la insensibilidad de aquellos que compran y venden a otros seres humanos.
Es crucial que la comunidad internacional, los gobiernos y las
organizaciones trabajen de manera conjunta y comprometida para combatir este delito atroz y proteger los derechos fundamentales de todas las personas. Pero la pregunta es, ¿podrán conseguirlo?
Ya en 1945, Harry Truman, presidente de Estados Unidos dijo: “Tenemos que construir un mundo nuevo y mucho mejor, un mundo
donde se respete la eterna dignidad del hombre”. TRUMAN compartía una creencia muy común en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, a saber, que el hombre podía aprender de su pasado y crear “un mundo nuevo” donde se respetara la dignidad de todas las personas. Lamentablemente, la historia contemporánea muestra lo
contrario, pues se sigue pisoteando “la eterna dignidad del hombre”.
Ante este lamentable problema de la humanidad, los testigos de
Jehová observan una vez más cómo la solución final y definitiva puede venir solo de un ser superior al hombre: de parte de Dios. Jehová, que es el nombre propio de Dios que aparece infinidad de veces en los escritos originales de las Sagradas Escrituras, promete traer un nuevo gobierno en el que rijan solo sus justas normas y, por supuesto, reine la dignidad del hombre. No obstante, desde ahora, quienes guían su vida por la palabra de Dios observan cómo este otorga dignidad a hombres, mujeres y niños en todas las facetas de la vida, tal como hizo Jesucristo cuando vino a la tierra, al ser la fiel imagen de Dios. Curó a un leproso tocándolo, cuando nadie más lo hacía, por lo que le devolvió tanto la salud como la dignidad e hizo lo mismo en el caso de las
prostitutas, los recaudadores de impuestos y otros sectores
marginados por la sociedad, a quienes él les devolvió la dignidad que su Padre le ha otorgado a todo ser humano.
Asimismo, hoy en día son numerosas las personas que han
logrado cambiar su vida y escapar de la prostitución, la droga o alguna forma de esclavitud moderna, acercándose a la palabra de Dios a través de la ayuda que reciben de parte de los testigos de Jehová. Los testigos lo invitan a visitar el sitio www.jw.org